Las impurezas, la contaminación y la propia grasa que genera la piel puede acabar obstruyendo los poros e impidiendo que la piel del rostro respire correctamente. Para que esto no suceda, se debe tener muy presente la importancia que tiene realizar una buena limpieza facial y tomarlo como un hábito más en el día a día.
Equilibrar
Una limpieza facial completa equilibrará los niveles de grasa e hidratación, mejorando por completo el aspecto y salud de la piel al eliminar todas aquellas sustancias que son dañinas para el cutis, como por ejemplo los restos de maquillaje, el polvo, el humo, entre otras partículas que se encuentran en constante contacto en la piel.
Descongestionar
Al menos una vez al mes, es cuando se debe realizar una limpieza facial, se tiene que aprovechar para descongestionar los poros de la piel y extraer aquellos puntos negros que evitan que la piel pueda respirar. Es particularmente importante realizar este tipo de cuidado en pieles grasas o con tendencia al acné, ya que son pieles que tienen una mayor producción de grasa, y por lo tanto son más propensas a tener los poros dilatados y obstruidos.
Oxigenar
Al estar libre de impurezas, aceites naturales y contaminación, cuando lavamos nuestro rostro los poros respiran estimulando la producción de colágeno, elastina, retinol entre otras vitaminas de forma natural en la piel; esto nos ayudará a devolverle a la piel un mayor luminosidad y vitalidad perdidas, además de servirnos para mejorar la textura y la uniformidad de nuestro rostro.
Regenerar
Por medio de la oxigenación de los poros se activa con mayor rapidez la circulación de la sangre en nuestro rostro lo que permite la correcta regeneración de las células en la piel evitando el envanecimiento prematuro y de esta forma, recuperar la luz, hidratación, firmeza y tersura que se desea.
Tener una adecuada higiene facial, no requiere de una gran inversión. Lo único que se debe hacer es ser constante; lavar la cara dos veces al día; usar productos hipoalergénicos y secar bien con una toalla limpia.