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Piel bonita y de seda todo el año

Tue, Sep 24, 19

Lo más necesario para tener una piel fresca, joven y perfecta son una serie de cuidados sencillos que deben llevarse a cabo de forma regular para asegurar la belleza de la piel desde el interior. Una rutina de limpieza facial y corporal, una hidratación adecuada, un masaje facial, cuidar lo que comes, enriquecer la piel con vitaminas, son simples gestos que a la larga te permitirán presumir de una piel muy hermosa.

Es fundamental que establezcas una rutina de limpieza facial y que la lleves a cabo dos veces al día, por la mañana y por la noche. Esta es la mejor manera de oxigenar la piel y contribuir a que se regenere de forma adecuada, especialmente, antes de maquillarte debes aplicarte siempre una crema hidratante. Este es un cosmético que no debe faltar en tu rutina de belleza diaria si quieres mantener la piel bonita y con un aspecto saludable

Frente a la resequedad que provoca el agua caliente, el agua fría es una de las mejores aliadas para tener buena cara de forma instantánea y una piel mucho más vital. La razón es que el agua fría favorece la circulación del flujo sanguíneo, relaja la musculatura facial y corporal, disminuye la hinchazón, ayuda a cerrar los poros abiertos y aporta luminosidad a la piel de todo el cuerpo.

Nada mejor para recuperar la vitalidad y suavidad en el cuerpo y el rostro, que una limpieza facial profunda con vapor y exfoliantes suaves en rostro y exfoliantes relajantes corporales. Hazlo una vez por semana y podrás mantener tu piel libre de antiestéticos puntos negros, granitos y otro tipo de impurezas.

A pesar de que realices todos los cuidados anteriores, será poco posible tener una piel bonita y saludable, si no prestas atenciones a lo que comes diariamente. Una dieta sana baja en grasas y azúcares es algo indispensable para mantener la piel en perfectas condiciones. Especialmente, te recomendamos que tu alimentación cuente con antioxidantes, vitamina B, C, E, K, ácidos grasos omega-3, y minerales como el selenio, el zinc, el magnesio, el hierro o el potasio; así como la hidratación adecuada tomando agua constantemente durante todo el día y por la noche para evitar la deshidratación interna y así lograr un equilibrio por dentro y por fuera.

 

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