Técnica derivada de la herbolaria que utiliza compuestos vegetales y los aceites esenciales extraídos de las plantas aromáticas para mejorar la salud y el estado de ánimo mediante la inhalación o la aplicación de los aceites sobre la piel. Al no haberse demostrado científicamente el efecto curativo de esta técnica sobre diversas enfermedades para las que se ha extendido su uso, no se considera parte de la medicina convencional, y por ello entra a formar parte de las terapias complementarias o de la medicina alternativa.
La aromaterapia se basa en el sentido del olfato. Los aromas entran por la nariz alcanzando la mucosa olfativa, lugar en el que se encuentran las células olfativas sensoriales, las células de sostén y las células basales. El moco acuoso es el que se encarga de transportar los aromas a los cilios, pequeños apéndices móviles de longitud regular que se hallan en las células y que transforman los olores en señales químicas. Las señales aromáticas son conducidas por unas células receptoras especiales hacia el sistema límbico y al hipotálamo. Al poco tiempo, gran parte de la señal olorosa alcanza la corteza cerebral y hace tomar conciencia del olor percibido.
Una de las principales formas es la aplicación de aceites esenciales mediante una dilución en agua caliente de forma que el vapor del agua mezclado con las esencias se absorba a través del aparato respiratorio. Esta inhalación puede ser de forma directa o indirectamente, a través de la difusión ambiental. Otra posibilidad es a través de la piel, aplicando de forma indirecta unas gotas de uno o varios aceites esenciales combinados con aceites vehiculares de acuerdo con la necesidad. La piel protege de efectos nocivos de los productos químicos de las plantas y a la vez absorbe los principios activos. Si los aceites esenciales entran en contacto directo con la piel estos pueden provocar reacciones como quemaduras o irritaciones al ser tan concentrados.
También conocidos como aceites volátiles, son los componentes básicos de la aromaterapia que se elaboran a partir de las fragancias y esencias que se hallan en muchas plantas. Su elaboración se realiza a partir de células especiales de las plantas, normalmente debajo de la superficie de las hojas o la corteza, con el uso de la energía que obtienen del sol y los elementos del aire, la tierra y el agua. Si la planta se exprime, libera su esencia y fragancia única. Cuando estas esencias se extraen de forma natural, destilándose con vapor o agua, o en una prensa mecánica sin necesidad de procesos químicos, se obtienen los que se consideran verdaderos aceites esenciales.